Muy fácil y sencillo, rico ¡rico!
Esta receta viene bien siempre, para grandes y chicos, comida o cena, … No puede ser más sencilla y se mancha lo justo y necesario (una sartén) porque por no necesitar no necesitarás ni servilletas, te vas a chupar los dedos.
La base de este plato son filetitos de cerdo, llámese lomo con/sin adobo o solomillo fileteado si se quiere subir el nivel. Yo lo hago con lomo adobado y sale perfecto, pero como siempre, al gusto del consumidor. Recomendamos usar nuestra cinta de lomo ALPUNTO.NET (bandejas de 500gr., 10 filetes aprox.); el lomo es la parte más magra –libre de grasa– del cerdo pero no por ello menos sabrosa. Los filetes, cortados finitos, se comen sin sentir.
Abre la/s bandeja/s de lomo y ponlas sobre una tabla para poder sazonarlas con tomillo (¡qué buen maridaje cerdo/tomillo!) y pimienta negra recién molida por una de sus caras. Mientras lo haces pon a calentar la sartén (grande) con un chorrito de aceite, no mucho, lo justo para que la carne empape bien y quede fritita y churruscante. Pon a freír la primera tanda de filetes del lado sazonado; mientras se fríe por un lado aprovecha para sazonar el otro.
Mientras se va haciendo esta tanda pela y corta (no picar) una cebolla y unas rodajas de pan; si dispones de una hogaza ya partida, mejor.
Cuando esté bien hecha la primera tanda la sacamos y presentamos en una fuente. Para la segunda tanda deberás rociar de aceite previamente la sartén puesto que el chorrito inicial de aceite lo habrá absorbido la primera tanda. Mismo procedimiento: lado sazonado se fríe primero y mientras se sazona el otro. Esta vez, además de los filetes de lomo, añadiremos la cebolla que hemos preparado para que se vaya haciendo mientras se impregna del regusto de la carne y su sazón. El olor que desprenderá es un claro presagio de lo que te espera…
Terminada esta segunda tanda, cebolla incluida, la sacas y la pones en la fuente a hacer compañía a la primera; la cebolla a renglón seguido. Vuelve a escanciar un chorro generoso de aceite y remueve la sartén para que rebañe cada uno de los restos de las tandas anteriores; puro sabor. A partir de aquí tienes varias opciones (1) freír las rebanadas de pan en ese aceite, sin más (2) echar un par de ajos -previamente espachurrados- a la sartén para que impregne el aceite de su aroma o (3) espolvorear algo de ajo en polvo sobre el pan mientras se fríe antes de darle la vuelta. ¿Cómo lo quieres de heavy metal? Pues cuanto más heavy… más ajo, es decir, dosis de ajo inversamente proporcional a las relaciones sociales que se pretendan hacer tras la ingesta; de ligar ni hablamos.
El mix es cosa tuya, una tosta de pan frito-cebolla-lomo, el lomo con algo de cebollita mientras le pego un mordisco al pan, … Cualquier combinación es premio gordo.
“¿Qué dices que qué? ¿¡Qué el niño no come!?”… Dale rico y ya verás como espabila.