Nuestros terneros proceden del cruce entre vaca española (raza Avileña-Negra Ibérica) y toro de carne (raza Limousine de origen francés); el resultado es una óptima combinación entre la adaptación al medio y la condición corporal (desarrollo muscular).

Machos y hembras conviven juntos en un sistema de explotación extensiva, en total libertad. La cubrición se hace por monta natural libre y continua. La alimentación se basa en el pastoreo aprovechando los recursos naturales a los que se suplementa mediante piensos de ingredientes 100% naturales (forraje de trigo y paja) para conseguir un estado de salud perfecto en las etapas de gestación y lactación.

El destete es tardío, a los 6 meses; hasta esa edad el desarrollo se produce mediante lactancia natural. A partir de ahí la cría pasa a la estabulación en grupo separando a los animales por edad y sexo.

En ese momento se modifica su alimentación. En una primera etapa se les suministra un pienso rico en salvado de trigo para una correcta adaptación y digestibilidad. En la última etapa se utiliza un pienso más rico y energético a base de maíz hasta alcanzar el peso adecuado.

No se les practica descornado, por lo que no desarrollan ningún estrés.

A la edad de un año aproximadamente, los terneros se trasladan al matadero municipal, por lo que el tiempo de desplazamiento es mínimo. Tras la descarga, los animales descansan en un ambiente de confort térmico, facilidad de movimiento, ausencia de hambre y sed y con una buena relación hombre-animal. Esta situación evita toda posibilidad de agotamiento o de estrés.

Todo ello repercute positivamente en una gran calidad posterior.

Los animales son aturdidos con anterioridad al sacrificio que se produce de forma controlada y de acuerdo con la legislación vigente bajo la supervisión del veterinario oficial.

Tras el despiece, las canales ya marcados se trasladan a las cámaras frigoríficas donde se produce la maduración de la carne. Todas las canales se almacenan en ausencia de luz y en vertical en una cámara refrigerada en condiciones de máxima higiene para evitar el crecimiento de microorganismos patógenos. La carne reposa durante una semana. La maduración permite reducir la acidez de la carne y hace posible que las enzimas actúen transformando las proteínas y provocando su reblandecimiento. El resultado es una carne tierna.